jueves, 7 de mayo de 2009


NINO BRAVO - Vete

-¿Los públicos hispanoamericanos son iguales que el público español?
-En esencia, quizá sí, pero en América están menos sofisticados. Les gusta que se les cante en castellano y al amor.

- Nino Bravo, en una entrevista de 1971
La voz de Nino Bravo
artículo del Maestro Julio Ángel Vázquez Losa
(con autorización webmasters de www.ninobravo.biz)
Cuantas veces hemos preguntado a alguien: "¿Conoces a Nino Bravo? ¿Le escuchaste alguna vez?", lo más probable es que nos hayan dicho mínimamente: ¡vaya voz que tenía!.
Hablamos de gente que probablemente nunca ha tenido siquiera un disco de Nino Bravo, o tal vez sí, pero lejos del fanatismo, lejos del consumismo y al margen de los gustos de cada uno, reitero lo probable es que hayan hecho alusión a su gran voz, y es que así era, o mejor dicho así es, prefiero hablar en presente pues su voz es y será imperecedera.
Nino Bravo tenía una voz de tenor pero de una forma muy especial pues su color o timbre eran preciosos, tenía un timbre claro cálido, redondo, profundo y cristalino.
La formación del timbre depende de las condiciones anatómicas, fisiológicas y patológicas de cada persona, así como del estado de salud, la consistencia del aparato vocal etc.
Nino tenía un volumen de voz portentoso, una voz muy intensa, en mi opinión personal voz de ópera o incluso voz de gran ópera que sobrepasa los 120 decibeles (db), en una conversación normal la voz no pasa de los 40 decibeles. Tenía un bello mordiente que viene a ser la brillantez de la voz, era una voz riquísima en armónicos, la característica de la brillantez está producida por el grado de contacto de las cuerdas vocales, llamadas realmente repliegues vocales. Nino tenía voz de tenor y de haberse dedicado a la ópera hubiera sido un tenor de ópera excelente por su amplia tesitura, esto es el conjunto de notas que abarcaba llegando en las alturas al dar un sib si bemol, una nota realmente alta pero con todas las facultades de su preciosa y portentosa voz, recordemos la parte final de las canciones El tren se va y Aquel atardecer.
El vibrato se suele dar en artistas de talento, pero un exceso de éste le quita belleza a la voz, recordemos que Nino lo ajustaba perfectamente ya fuera de una forma cálida, suave o potente.
La cuadratura, es la exacta medición de los valores musicales y especialmente el ritmo de los compases; al escuchar a Nino en pistas alternativas podemos darnos cuenta de que va cantando como le pide su sentimiento y en los discos la cuadratura es muy buena, perfectamente estudiada.
La afinación se refiere al oído musical del artista, y en este caso podemos decir que Nino Bravo tenía un oído muy especial, del cual podemos darnos cuenta al escucharlo cantar, así como su articulación era correcta porque se entiende perfectamente cada palabra que dice.
Por último deciros que la interpretación es el fuego de la vida y el espíritu de la música, y Nino poseía un gran fondo de poesía, de ensueño, de espiritualidad, era un cantante con mucha alma, es por eso que sus canciones nos transmiten emociones y sentimientos al escucharlas.
Finalmente decir que Nino Bravo fue un CANTANTE con mayúsculas, sin duda una voz única, que siempre dará que hablar, pues jamás caerá en el olvido.

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